SIN FISURAS

Aquellos que se dedican a estudiar el lenguaje corporal afirman que existen signos delatores que pueden ayudar a descubrir –por sus gestos– cómo es la persona que tenemos delante, que intenciones esquinadas oculta  Así, se  dice que un mentiroso no suele mirar a los ojos  cuando miente y que a veces incluso presenta algún tic que les delata  como juguetear con el cabello, desviar la mirada o un sudor traidor simultaneo a la palabra en el momento.


Sin embargo, estos indicios delatores solo sirven para desenmascarar a malvados y mentirosos muy poco duchos en el noble arte de engañar al prójimo y no a los mentirosos que no conocemos en persona. o no le  hemos pillado infraganti  soltar la trola o como en éste caso a los mentirosos de internet, quienes ocultan gestos y únicamente tenemos sus palabras mejor o peor configuradas.




De ahí que los estudiosos del comportamiento humano hayan desechado últimamente recurrir al lenguaje de los gestos cuando se trata de desenmascarar a un mentiroso y hayan vuelto a fijarse en lo que dice y no en cómo lo dice.


Recientes estudios, han descubierto interesantes diferencias entre aquellos que mienten y los que dicen la verdad. Observando cómo se expresan personas que son sospechosas de haber cometido un crimen o delito, han llegado a la conclusión de que un mentiroso siempre prepara su mentira. En otras palabras, alguien que cuenta una trola elabora un guión cerrado y al hacerlo –ojo que aquí viene el truco– no divaga. En cambio, las personas que dicen la verdad no tienen guión, por tanto, al contar un hecho, se van por las ramas y son más descuidados en su versión de lo ocurrido. ANJELITA   la mentirosa , en cambio, cuenta su historia sin fisuras. Élla se ha aprendido el discurso que cree que le aportará la coartada perfecta y no se sale nunca del guión. Ocurre también que Angelita narra una situación exactamente igual cada vez que le preguntan mientras que una persona que dice la verdad una vez se fijará en ciertos detalles, y otra en otros. Soy de las  personas que tiemblan y tartamudean cuando mienten. Pero a veces no hay más remedio que contar alguna milonga. ¿Me equivoco? Creo que no, y el que dice que no miente nunca mucho me temo que ya esté mintiendo.


Con apariencia de ser la verdad hecha memoria con sus archivos, los mísmos solo son compendios que ratifiquen inexcusableménte  lo que dice y se omite cualquier comentario que no se acomode a sus gran verdad y para ello y  sin miramientos interpreta las palabras ajenas tal y como le interesa dejando la ironia si no le interesa o acogiendose a élla si le viene bien.


Angelita no divaga en detalles y matices pues su vision de la vida no admite otras percepcion que la que quiere acreditar. Si se publican mails que demuestran la franqueza de su víctima dudará sin fisuras sobre su autenticidad no vaya a ser que la famosa hipocresía acabe en el baúl de los desvarios , pero si ésos mails dijeran lo que a élla le interesa entonces estamos ante pruebas de cargo.


Anjelita es la que siempre dice la verdad usando palabras ajenas para intentar  dejar por lo suelos -es su intención- a una pareja y unos niks que comparten risas y pitorreo en un blog que anjelita odia con todas sus fuerzas. Pero si uno se fija en su guión repetitivo y sin fisuras descubre a una gran mentirosa pues ningunea cualquier otro comentario que desfigure su  preconcepto de la realidad cómo es el hecho  que en la heskoria de Indhira  pracaticaménte no se habla o que en el Confe no existe ésa famosa dictadura que élla vé cuando no se le permite aumentar sus mentiras.


Así llamará a otros  obsesivos sin fijarse en que se ha pasado casi tres meses hablando de una pareja que ni conoce y que no debiera importarle mucho o dará carta de naturaleza a las versiones que le sean útiles con tal de acreditar que su guión es el que concuerda con la realidad, ésa tozuda Diosa que sigue su camino y hoja de ruta sin importarle las palabras ni las intenciones.
Quien dice la verdad no teme dar la razón al oponente en algun dato pero quien miente no se lo puede permitir pues un poco de mentira al descubierto en su Gran edificio delirante supone el derrumbe del mísmo.